Concepción lacaniana del amor: El amor evanescente, es profundo y da libertad, admite que el otro se vaya, aunque le duela. Según Lacan, el amor posesivo se supera a través de la etapa edípica, donde el niño supera las pasiones amorosas de su infancia. El niño ingresa siendo un narciso, y sale aceptando los hermanos, los límites, la prohibición del incesto. Y esta etapa se supera favorablemente con la ayuda de los padres.
Dos maneras de amar, la forma egoísta, posesiva y anal, y el “amor evanescente”. El bebé desarrolla un amor posesivo propio de su edad, pero alrededor de los 5 años, cambia y deja de ser posesivo.
En el amor posesivo, la satisfacción no va más allá del momento de posesión del objeto. El amor posesivo no deja recuerdos, deja huecos imposibles de llenar.