Canciones entre el Alma y el Esposo.
ESPOSA:
¿A dónde te escondiste,
Amado, y me dejaste con gemido?
Como el ciervo huiste,
habiéndome herido;
salí tras ti clamando, y eras ido.
Pastores los que fuerdes
allá por las majadas al otero,
si por ventura vieres
aquel que yo más quiero,
decidle que adolezco, peno y muero.
Buscando mis amores,
iré por esos montes y riberas,
ni cogeré las flores,
ni temeré las fieras,
y pasaré los fuertes y fronteras.
PREGUNTA A LAS CRIATURAS:
¡Oh, bosques y espesuras,
plantadas por la mano del Amado,
oh, prado de verduras,
de flores esmaltado,
decid si por vosotros ha pasado!
RESPUESTA DE LAS CRIATURAS:
Mil gracias derramando,
pasó por estos sotos con presura,
y yéndolos mirando,
con sola su figura,
vestidos los dejó de hermosura.
ESPOSA:
¡Ay, quién podrá sanarme!
Acaba de entregarte ya de vero;
no quieras enviarme
de hoy más ya mensajero,
que no saben decirme lo que quiero.
Y todos cuantos vagan,
de ti me van mil gracias refiriendo
y todos más me llagan,
y déjame muriendo
uno no sé qué que quedan balbuciendo.
Mas, ¿cómo perseveras,
oh, vida, no viviendo donde vives,
y haciendo porque mueras,
las flechas que recibes,
de lo que del Amado en ti concibes?
¿Por qué, pues has llegado
a aqueste corazón, no le sanaste?
y pues me lo has robado,
¿por qué así le dejaste,
y no tomas el robo que robaste?
Apaga mis enojos,
pues que ninguno basta a deshacellos,
y veánte mis ojos,
pues eres lumbre dellos,
y sólo para ti quiero tenellos.
Descubre tu presencia,
y máteme tu vista y hermosura;
mira que la dolencia
de amor que no se cura
sino con la presencia y la figura.
¡Oh, cristalina fuente,
si en esos tus semblantes plateados,
formases de repente
los ojos deseados,
que tengo en mis entrañas dibujados!
Apártalos, Amado,
que voy de vuelo.