domingo, 16 de marzo de 2008

Al principio, son como instancias mínimas...

Al principio, son como instancias mínimas tramando,
maravilloso en primavera, pues la primer hoja en el árbol
es el movimiento inicial, la instancia fija,
la piel del tallo suspendida y presiento
que será el fin fabuloso de las hojas.
La primavera esperando con su busto verde,
y la vaca en tierra rígida asomando
su pesado verbo herbívoro y
sus ojos, sus ojos,
grandes y redondos pétalos rodeando
el maravilloso fin
de la fascinación dormida de la carne
verde, de sus pétalos en llamas, del incendio
de los minúsculos tejidos del ganado,
y de los límites del campo. Presiento
la interacción sostenida de la sangre
y el malabar de los tiempos todos
asomando por el tallo de la hoja,
ennegreciendo la ternura de su busto,
el maravilloso fin
de la fascinación dormida de la carne
a solas, por la negra envergadura de su sangre
seca, por los confines y los términos de instancias
fijas,
por los ojos del ganado todo,
por el amarillo incendio de las hojas.