BRISA MARINA
La carne es triste, ¡ay! y he leído todos los libros
¡Huir! ¡Huir lejos! Siento que los pájaros están ebrios
de estar entre la espuma desconocida y los cielos!
Nada, ni los viejos jardines reflejados en los ojos
detendrá a este corazón que se empapa en el mar.
¡Oh, noches! Ni la claridad desierta de mi lámpara
sobre el papel vacío que defiende su blancura
ni la joven muchacha amamantado a su hijo.
¡Yo partiré! ¡Vapor que balanceas tu arboladura
leva el ancla rumbo a una naturaleza exótica!
¡El Aburrimiento, desolado por las crueles esperanzas,
cree todavía en el adiós supremo de los pañuelos!
Y quizás los mástiles inviten a las tempestades
para que un viento se incline sobre los náufragos
perdidos, sin mástiles, sin mástiles, ni islotes fértiles...
Pero, oh, corazón mío, escucha el canto de los marineros!
miércoles, 13 de febrero de 2008
Stephane Mallarmé
Etiqueta: Letras francesas