viernes, 29 de febrero de 2008

Cursos de retórica de Juan de Mairena. (1era lección)

Hay hombres que nunca se hartan de saber. Ningún día -dicen- se acuestan sin haber aprendido algo nuevo. Hay otros, en cambio, que nunca se hartan de ignorar. No se duermen tranquilos sin averiguar que ignoraban profundamente algo que creían saber. A igual A, decía mi maestro, cuando el sueño eterno comenzaba a enturbiarle los ojos. Y añadía, con voz que no sonaba ya en este mundo: ¡áteme usted esa mosca por el rabo!

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(Ejercicio de sofística)


La serie par es la mitad de la serie total de los números. La serie impar es la otra mitad.
La serie par y la serie impar son –ambas- infinitas.
La serie total de los números es también infinita.
¿Será entonces doblemente infinita que la serie par y que la serie impar?
No parece aceptable, en buena lógica, que lo infinito pueda duplicarse, como, tampoco, que pueda partirse en mitades.
La serie par y la serie impar son ambas, y cada una, iguales a la serie total de los números.
No es tan claro, pues, como vosotros pensáis, que el todo sea mayor que la parte.
Meditad con ahínco, hasta hallar en qué consiste lo sofístico de este razonamiento.
Y cuando os hiervan los sesos, avisad.

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(Mairena fantasea)

Imaginad un mundo en el cual las piedras pudieran elegir su manera de caer y los hombres no pudieran enmendar, de ningún modo, su camino, obligados a circular sobre rieles. Sería la zona infernal que Dante habría destinado a los deterministas.
Políticamente, sin embargo, no habría problemas. En ese mundo todos los hombres serían liberales; y las piedras… seguirían siendo conservadoras.

Antonio Machado. Juan de Mairena;
sentencias, donaires, apuntes y recuerdos de un profesor apócrifo. (selección)