domingo, 11 de noviembre de 2007

Leónidas Andrejev

El paso del límite, he aquí donde reside lo fatal. Lo que sigue ya no importa; lo importante es el paso del elemento de paz al elemento de guerra, del elemento de vida y humano al elemento de muerte e inhumano. Me acuerdo también del silencio que se produjo después de los tiros, de la fuga muda de la multitud aterrorizada. Muchos, al correr, tropezaban, caían, o bien se tiraban ellos mismos, y yo creía que todos estaban muertos. Más tarde, supe que en total sólo había habido un herido.
Se vio el cebo de lo personal, de lo provisional. Sólo en estos pasos del límite, cuando la maquinaria parece cambiar de cinta, es cuando se rechaza por un instante el error y se ve todo el mecanismo de él. Y el hombre se convierte en impersonal, irreal, eterno. ¡Tal y como es en verdad!

Diario
28 de abril, 1918